Dios creó al futuro ser glorificado,
de una misma sustancia afín y eterna
y para elevarlo forjó por separado,
el Corazón puro y la mente que gobierna.
Al primero le dijo: baja al mundo
y consérvate libre de impurezas,
inspira a tu Mente con amor profundo
y con tu inspiración haréis proezas.
A la mente le dijo: cuando bajes,
procura de encontrar tu corazón
y cuando lo halles no lo ultrajes,
sino condúcelo de nuevo a mi Mansión.
-Y si al encontrarse fieles me obedecen,
gustarán de un amor cual no hay ninguno;
mas si uno ha de sufrir… los dos padecen,
puesto que ya no sois dos, sois uno.
Así anduve buscando por la vida,
a la fuente que me diera inspiración,
y al encontrarte a ti, esposa querida,
logré por fin encontrar mi Corazón.
Volvamos juntos a Dios amada mía
para que él selle nuestro amor eterno,
y donde reine este amor habrá alegría
capaz de cambiar en cielo hasta el infierno.
Contigo habrá firmeza hasta mi pulso
pues tú haces más puro cada anhelo
colócate en mi pecho y dame impulso
y te prometo conducirte al Cielo.
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