-¿Por qué me huyes y dañas mi quietud?
¿Qué te hecho que tan mal me tratas?
¿Acaso crees que todo ruido es virtud
que cuando voy a visitarte me maltratas?
-Sin mi nunca llegarás a conocerte.
¿Por qué te aturdes con torpe algarabía?
yo soy espejo que puedes contemplarte
tal cual eres sin falsa hipocresía.
-No seas pues tan necio ni cobarde
y oye mi voz que es eco de tu conciencia,
no esperes la vejez pues será tarde
para poder ayudarte mi presencia.
-Más no olvides que soy libre de fronteras
no trates de encerrarme en tu mansión,
pues si estás mucho conmigo, aunque no quieras,
vendrá el “Tedio” a dañar tu corazón.
-Y si es que vas a
despreciar mi compañía,
cuando aparezco en intervalos, por la noche,
si es por un verso o una dulce melodía…
o una palabra de amor… no haré reproche.
-Pero… ¿Qué pasa? ¿Quién me está abriendo una herida?
¡Oh…! es el día que viene a reclamarte,
me debo ir, pues trae el centro de la vida,
que Dios compuso para glorificarte.
-Gracias SILENCIO, tu pasar fue provechoso
contigo hallé el sabor de meditar…
yo te prometo que
si no es con algo hermoso,
cuando regreses , tu quietud no he de quebrar.
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