Me encontré con el señor FRACASO un día,
quien agobiado por sus años transcurridos,
me relató sus días amargos y aburridos
desde su infancia de añorada alegría.
Me dijo: cuando era yo pequeño,
soñaba con aventuras y grandezas
-y pensaba-: cuando crezca haré proezas…
y esperé crecer para cumplir mi sueño.
-Pero ya de adulto observé que muy ufano,
el Destino me jugó mala pasada,
pues esperando su suerte tan ansiada,
ésta golpeó en la puerta de mi hermano.
-Y hoy entrado en años me lamento
porque un deseo imposible llevo:
quién pudiera ser joven de nuevo
y aprovechar con decisión cada momento.
-Pero … allí viene ÉXITO, que él cuente
con qué secreto logró alcanzar su anhelo,
yo me voy a “soñar” pues en el cielo,
tal vez tenga más suerte y vaya al frente.
-Yo soy ÉXITO y mi lema es equilibrio
y decisión al desafío de la vida,
nunca me excedo de prudencia en la medida
pues no me gusta que al fin me llamen “tibio”.
-Es mi consejo si te toca una caída
porque la adversidad golpea tu puerta un día
no acongojar tu alma en demasía,
sino luchar mientras te quede vida.
-Y si no te rindes ante la adversidad,
seguro es que el Destino, Juez paciente,
me ordenará vivir contigo para siempre
y he de seguirte hasta la eternidad.
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