Oh Judá, legendario y castigado
Pueblo de Dios, escarnio de este mundo,
que sin descanso, peregrino y despreciado
fuiste vendido como esclavo de lo inmundo.
Que se te halló rebelde y descreído
obstinado y duro de cerviz…
por esa causa tu fuiste esparcido…
para mezclar con los gentiles tu raíz.
¡Qué fácil fue acusarte en quimera!
de no ver tu tiempo ni tu hora…
mas por causa de tu herida y tu ceguera…
la humanidad tuvo su chance Redentora.
¿Acaso Dios se habría equivocado
al prodigarte sangre real,
y en tu existencia sólo hayas palpitado
un corazón pagano y desleal?
Mas Jehova, quien desde antes fue contigo…
quebrantará tu rebelión con sangre y fuego
y después que se cumpla tu castigo…
te hará el regalo de un corazón nuevo.
Y cuando El Mesías esperado desde El Cielo…
reaparezca con las “marcas del traspaso”
si le imploras su perdón y su consuelo…
Él te dirá “Hijo vuelve a mi regazo”.
Entonces podrás ver con claridad…
que todo tu dolor… no ha sido en vano
y las tribus que compartan la heredad…
te amarán como a su hermano más anciano.-
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