Había una vez, en una feria mundana.
un vendedor de productos muy costosos,
sobre los cuales ponía cada mañana…
el nombre y el precio en carteles hermosos.
Más, con sorpresa observó que cada día,
le robaba un cartel un ser corrupto
y aunque no tocaba la mercadería…
se llevaba el nombre del producto.
La primera mañana, por ejemplo,
le faltó el cartel de FE, y PIEDAD
a los que otro día halló en el templo
donde asiste toda la comunidad.
Más adelante ocurrió que en otro día,
a pesar de custodiar estando en vela,
faltó el cartel de SABIDURIA,
al que luego encontró en una escuela.
Otra vez y ya bastante desconforme
observó que con mucha asiduidad,
que señores que llevaban uniforme
le llevaron el cartel de DIGNIDAD.
Mas, los carteles que mas veces le sacaron
y a los que él repuso con noble voluntad,
fueron productos que menos le compraron,
y cuyos nombres son AMOR y LIBERTAD.
Desengañado por lo mal que iba el negocio
y decidiendo dar el gusto a los infieles,
buscó al señor HIPOCRESÍA y lo hizo socio
y al fin se dedicó a vender carteles.
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