Si tu pudieras atravesar el velo
y oír aquello que antes prometiste
en el concilio que hubo allá en el cielo
y que olvidaste cuando al mundo viniste…
Fue allá cuando aceptaste el desafío,
de que el olvido cubriera tu conciencia
y probar la honestidad de tu albedrio…
a pesar de cualquier mala influencia.
¿Por qué duermes así y ya no despiertas?
Comienza a caminar, tu hora ha llegado,
ante ti hay dos puertas abiertas…
una conduce a Dios… la otra al pecado.
Huye de esa hipocresía desmedida,
que llenas están las páginas de historia:
“Quien más combate al justo en la vida…
es quien más lisonjera su memoria”.
No puedes ser imparcial en esta lucha,
según decidas labraras un testimonio,
que indagará el Juicio final; por eso escucha:
“Quien no lucha por Dios… sigue al demonio”.
Apresura… que ya el Libro se termina,
y el sello viene cual anunció el Señor un día,
Dios limpiará a quien con Él camina…
mas el inmundo; sea sucio todavía…
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