Cierta vez en que en sueños ambulada,
sobre el corcel alado de “Ilusión”,
atravesando el velo que me ataba…
llegué a la nube de la Imaginación.
Luego los vientos Celestes que soplaban
me trasladaron hasta un lugar extraño,
donde había animales que me hablaban
y ninguno intentaba hacerme daño.
-¿Qué lugar es este? ¿No hay humanos?
-interrogué a un buey al saludarlo.
-Respondióme- “sólo yo con mis hermanos
hemos sido enviados a probarlo”.
-Aquí venimos de tu mundo y reposamos
esperando a alguna gloria ser enviados
y allí poder servir a nuestros amos…
cuando seamos también resucitados.
-¿Cómo decís? -¿No sois acaso temporal?
¿No es sólo el hombre quien hereda la vida?
-Yo aprendí que la
función del animal,
era servir en el mundo y ser destruida.
-Oh… vanidad. ¿Quién os dijo tal locura?
-si el corazón que tenemos sabe amar…
y lo que sabe amar siempre perdura…
¿Cómo Dios no nos va a resucitar?
-¿No entendéis que todas las especies,
tienen también una ley de probación,
y aunque tú, por necedad, nos menosprecies,
también nosotros alcanzaremos salvación?
-¿No habéis leído acaso que en el Cielo
hay querubines y animales a granel…
y cuando el Rey mande romper velo,
vendrá a juzgaros montado en un corcel?
-Mirad los niños -¿No viven encantados
en un mundo de animales que conversan?
“Por qué al crecer y ya en hombres transformados
sus corazones y mentes se perversan?
-Más… sabed que ha de llagar el día,
en que en la tierra, si el hombre pone esmero,
se ha de vivir sin extorsión y en armonía…
en paz el hombre, el lobo y el cordero.
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