Una vez supe de un gran financista,
capaz de hacer grandes negocios y trueques,
mas en su hogar era tan materialista,
que en vez de dar caricias… daba cheques.
Otra vez conocí a un jefe tan vil,
de disciplina despiadada y rigurosa,
mas en su hogar era un mísero servil,
sin respeto de sus hijos ni su esposa.
Supe en otra ocasión, con mucha pena,
que un profesor de moral muy renombrado,
privo de amor a la que fue su esposa buena
y ella por otro lado lo había abandonado.
Luego oí que un político famoso
quien proclamaba moral y dignidad,
sostenía un hijo de prontuario vergonzoso
que siempre estaba en estado de ebriedad.
Posteriormente me enteré de un gran pastor,
según el cual para ser mejor creyente,
dejó a los suyos en la ruina y el dolor,
para enseñar el amor entre la gente.
¿Cómo pretenden ser lideres de masas,
si con visión el futuro no previenen?
Si no saben gobernar sus propias casas…
¿cómo podrán dar aquello que no tienen?
Por eso hijo, nunca vayas a olvidarte,
que no hay ningún hecho tan honroso,
capaz de compensar siquiera una parte…
el fracasar como padre o como esposo.
-Toda otra gloria se desvanece y pasa;
que no te eclipsen falsas honras y laureles
quien no comienza por su propia casa…
la fe negó y es peor que los infieles.
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